Abstract
Desde hace tiempo la frontera de México con la región de Centroamérica ha tenido una fuerte relación por medio de los
contingentes de población migrante que la cruzaban y utilizan el territorio nacional anteriormente como solo paso. Sin embargo, esto ha cambiado para convertirse en un espacio en donde existe un flujo que se incrementa cada vez más y que se desplaza por el espacio o territorio mexicano para cumplir el objetivo de entrar a Estados Unidos. El Instituto Nacional de Migración (INM) en 2010 registró más de 100 mil eventos que se denominaron como "tránsito irregular" este flujo tuvo procedencia de algunos países centroamericanos como Guatemala, Honduras y El Salvador, particularmente se trataba de migrantes en solitario y en ocasiones en grupos, mayoritariamente masculinos, pero con un ascendente de migrantes femeninas. Esta irregularidad ha sido utilizada como pretexto para la actuación contra los flujos de los migrantes, en la que se deja de observar derechos y contextos por lo que los coloca en una condición de vulnerabilidad y una estrategia de respuesta fundamentada en esa acción es en generar un bajo perfil o buscar el anonimato con el objetivo particular y compartido de hacerlos invisibles, que los logra colocar en distintos perfiles en zonas de los estados de Hidalgo y Chihuahua.